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Visiones 2022 - El Protocolo DEASURA

 

No soy una escritora asociativa. Escribo sola, del mismo modo que hago sola casi todo en esta vida. Reconozco que ir en grupo está bien para según qué cosas, pero cuando tienes gustos minoritarios, es complicado encajar o que encajen contigo. Sobre todo, cuando merodeo los angostos caminos del asfixiante territorio de lo oculto. Aquí no se atreve a meter el pie prácticamente nadie. Con buen criterio, por cierto.

 Aun así, hace un tiempo me uní a la Asociación Española de Escritores de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror, más conocida como Pórtico. La asociación tiene varios premios anuales entre los que destaca el “Premio Visiones” una convocatoria con tema a la que me presenté en 2022. El lema de este año fue “un mundo sostenible”. Podría parecer que a priori no tiene mucho que ver con el terror, no es así.

Entrenando en la piscina se me ocurrieron unas cuantas ideas sobre compostaje de cadáveres y campos enteros de muertos bien abonados. Pero no me apetecía remover vísceras, por lo que viré hacia la Ciencia Ficción, mi segundo tema favorito.

Escribí El Protocolo DEASURA durante la Pascua del 22. Me refiero a que esos días empecé a documentarme y a esbozar las líneas gruesas de la historia. Como curiosidad os contaré que el nombre del protagonista, el ¿robot? DIMA-9 tiene todo que ver con la Semana Santa. En mi tónica habitual: nulidad para los nombres, perdí una mañana entera buscando uno que encajara en el zapato de esta criatura tan especial. Nada. No se me ocurría nada, hasta que comiendo frente a la TV vi unas imágenes de la Semana Santa sevillana y se me encendió la bombilla.

Sabréis que Cristo fue crucificado en el Gólgota junto a dos malhechores. Aunque en los evangelios oficiales no se les nombra nunca, hay un apócrifo de Nicodemo en el que se le pone nombre al “buen ladrón” y también al malo. Este energúmeno que pendía de la cruz a la izquierda de Jesús, y no dejaba de lanzarle improperios se llamaba Gestas

El que estaba a la derecha, el bueno, el que le dijo a Jesús: “Cuando llegues a tu reino acuérdate de mí”. Se llamaba Dimas.

Adapté “Dimas” al lenguaje CIFI y resultó DIMA-9.

Así es como funciona 😉

Sumergí al pequeño, resbaladizo y olvidado Dima-9 en el “Punto Nemo” el lugar más inhóspito y fascinante de la Tierra.

El Punto Nemo es el sitio más alejado de tierra firme de todo el planeta. Allí no hay nada, bueno, no había, hasta que llegó Dima-9. Confieso que me fascina todo lo que tenga que ver con el Punto Nemo y no voy a desvelar de dónde saqué toda la información técnica; que por cierto es verídica en su inmensa mayoría, pero me tocó traducir una tesis doctoral del sueco. La leí tantas veces que al final los datos empezaron a cobrar sentido. Fue entonces cuando empecé a escribir la historia de Dima-9 y del humanizante protocolo que el capitán Mallon había instalado en secreto, en el abandonado robot.

Cuando terminé y la observé en conjunto me pareció una historia redonda, brillante, cristalina y preciosa. Una rara avis en mi historial.

El jurado del premio Visiones 2022 captó todas las sensaciones que me producía El protocolo DEASURA, hicieron una crítica fabulosa de la que aún no me he recuperado 😊 y lo incluyeron en la antología de los ganadores de esta convocatoria. Ahí está, ya no está solo. Tampoco en la historia.

El premio se falló a finales de junio del año pasado, este mismo junio se ha publicado también en papel. Me llegaron las 5 copias reglamentarias de la autora, aún no las he repartido todas.

Os dejo el link a Lektu de Pórtico por si os lo queréis leerdesde allí.

¡Hay novedades respecto al relato! Aún no puedo contarlas, pero la cosa no acaba aquí. Si todo va bien entrado julio os lo cuento.