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Demonios familiares



El demonio o espíritu familiar es una figura inseparable de la bruja, existen cientos de relatos basados en supuestas confesiones bajo tortura o relatos de testigos que confirman la presencia de estos demonios en el ámbito cotidiano de la vida de las brujas. Pero a nivel documental, esta constatación proviene casi exclusivamente de la aportación inglesa (y escocesa) a la teoría de la brujería, ya que el concepto del demonio como acompañante habitual apenas aparece en los procesos o manuales del resto de Europa.

Al parecer después de firmar un pacto con la bruja, el Diablo le daba un demonio de baja categoría que adoptaba la forma de un animal doméstico para aconsejarla y perpetrar en su nombre ciertos actos, como por ejemplo el asesinato. Estos demonios no tenían la facultad de proteger a la bruja en sentido físico, de hecho muchas de las descripciones de estos seres provienen de secretarios o jueces que los vieron materializarse en plenas sesiones de tortura y en ningún caso las acciones de los demonios familiares consiguieron disuadir a los torturadores de su labor.

George Gifford en su Dialogue Concerning Witches (1593) afirma: “Las brujas tienen sus espíritus, algunas uno, otras dos, tres o cuatro, de formas diversas, como gatos, sapos o ratones, a los que alimentan con leche o pollos o dejándoles chupar de vez en cuando unas gotas de sangre”.

Estos espíritus podían ser heredados, es decir que una bruja podía legar a sus descendientes la custodia y los favores de sus servidores ya que el único vínculo que la unía a ellos era el pacto previo con el Diablo, sin otra responsabilidad sobre sus acompañantes. Porque sin duda eso son estos demonios, pequeños seres que existen para estar pendientes de las necesidades y los deseos de sus amas que los cuidan y los mantienen.
En esta actividad hay que diferenciar entre el demonio familiar y las visitas ocasionales del Diablo disfrazado de animal.

Guazzo explicaba en 1608: “El Diablo se manifiesta bajo múltiples formas de espectros, como perros, gatos, cabras, bueyes, hombres, mujeres o búhos con cuernos. Pero como la forma humana es la más perfecta y hermosa en todos los sentidos, normalmente esa es la que adopta para presentarse ante nosotros”
En su obra Discovery of Witchcraft (1584) Reginald Scot empleó por primera vez los términos “familiar” e “imp” (demonio familiar y geniecillo, aproximadamente).
En Norteamérica Cotton Mather fue el primero que habló de los “geniecillos que maman de las personas”
Existen otros ejemplos ligados a la literatura popular como la leyenda de La Bella Rosamunda. En este texto dos sapos venenosos mamaban de los pechos de Rosamunda mientras la reina Leonor y cuatro brujas la tenían prisionera.
Queda constatado en múltiples procesos por brujería que la presencia de estos demonios familiares era tan habitual como las acciones que se les encomendaban.

Si bien en el Estatuto isabelino de 1563 todavía no se hace mención de este tipo de seres en 1604 se consideraba delito “consultar con un espíritu maligno, pactar con él, mantenerlo, utilizarlo, alimentarlo o remunerarlo”.
En el periodo que media entre estas dos fechas se desarrolla la teoría de los demonios familiares; en todos los procesos por brujería aparecen estos sirvientes a los que se consideraba contrapartida de los ángeles de la guarda. Como la forma preferida de estos demonios eran los animales y en las zonas de caza de brujas abundaban en las granjas, no había bruja que se preciase que no fuese acusada de tener sus demonios personales.
Y si no tenían gato, los jueces inquisitoriales siempre descubrían alguna abeja, mosca o ratón sobre el que cargar la culpa de ser emisario del Diablo.
En consecuencia cualquier animal era sospechoso potencial de obrar a favor del maligno.

De entre la multitud de descripciones de demonios familiares en juicios por brujería, he elegido este extracto de un relato clásico que esta contenido en la obra de Matthew Hopkins  Discovery of Witches (1647).
Se tomaba declaración a Elizabeth Clark, acusada de ser bruja y mantener relaciones con el Diablo. La tenían despierta desde hacía cuatro noches, sometida a interrogatorio en presencia de Matthew Hopkins. 
Es él quien describe a los demonios que se acercaron a la acusada:
  • Holt, que tenía forma de gatito blanco.
  • Jamara, que adopta forma de perro de aguas muy grueso, sin patas. La mujer dijo que ella lo engordaba, porque se dio unos golpecitos en el vientre y dijo que el animal le chupaba mucha sangre del cuerpo.
  • Viniegra Tom, bajo la forma de un galgo con las patas muy largas y cabeza de buey, la cola larga y los ojos grandes, que cuando este servidor le habló para ordenarle que se fuera al lugar destinado para él y sus ángeles se transformó inmediatamente en un niño de cuatro años sin cabeza y dio media docena de vueltas por la casa desapareciendo a continuación por la puerta.
  • Sack and Sugar, un conejo negro.
  • News, bajo la forma de una mofeta.

Todos estos demonios desaparecieron al mismo tiempo.
Hopkins declaró bajo juramento que había visto personalmente a aquellos demonios cuando observaba a Elizabeth Clark en su celda.
Esta prueba fue aceptada y la señora Clark condenada a muerte.
En estas audiencias se condenaron a la misma pena a otras siete mujeres acusadas de dar cobijo a demonios familiares.

CURIOSIDADES CULINARIAS Y NOMBRE DEMONÍACOS

Al parecer a los demonios les encanta la sangre humana y las brujas les daban de comer permitiendo que les chuparan los dedos o cualquier protuberancia de su cuerpo, hasta que conseguían perforar su carne y beber sangre caliente. Las zonas de alimento se llamaban “pezones” estuvieran en la parte del cuerpo que estuvieran.

Las marcas que los demonios dejaban en el cuerpo de la bruja eran uno de los primeros signos que buscaban los jueces antes de determinar la culpabilidad de la acusada. 
Aunque no debemos confundir estas pequeñas señales, con las marcas del Diablo que distinguían a los que habían hecho un pacto con él.
La señora Heard acusada en 1582 en St. Osyth, confesó que alimentaba a sus mirlos y ratas (“como vacas con pequeños cuernos”) con “trigo, cebada, avena, pan y queso y para beber agua y cerveza”
En el proceso de Cambridge en 1602 se acusó a Margaret Cotton de dar de comer a “unos seres parecidos a pollos...manzanas asadas y vino clarete”
Como se observa en las actas judiciales, los nombres de demonios familiares son cuanto menos pintorescos, he aquí una muestra:
Elemanzer, Pynewacket, Peckín the Crow (El cuervo que picotea), Grizzel, Greedigut (Tripa glotona) , Pygine, Russoll, Dunsott. 
Y los ya citados : Viniegra Tom (Tom vinagre) Sack and Sugar (Saco y azucar) o News (noticias).


PG Escuder